Videos montados en objeto construido.
Duraciones variables.
Medidas aproximadas 1.50x1.50 metros largo y profundo 2.5 metros de altura
El proyecto trata sobre una serie de videos y archivo fotográfico sobre mis abuelos y mis padres. La idea consistió en que me hablaran de sí mismos (vida, carácter, anécdotas, forma de ser y de pensar); grabé y fotografié su entorno cotidiano a fin de tener una perspectiva lo más completa posible y de preferencia, lo más alejada del papel que ellos significan para mi.
El objetivo inicial del proyecto era generar una reflexión personal acerca de mi mismo a través conocer mejor a las personas que me criaron.
Intenté abordar estos temas como una cuestión de memoria, primero en un sentido totalmente personal, pero encaminado a dos cosas: generar un dispositivo que sirviera para procesar esas experiencias y convertirlas en un algo que las resuma y produzca algo nuevo; y que la reflexión generada pasara de lo personal a lo social como referente de ciertas experiencias comunes compartidas, transmitidas y construidas dentro de la sociedad, designando el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, para así conocerse a si mismos.
El proyecto es una autobiografía visual, maneja tres ejes: memoría, archivo y biografía. La memoria como tal es inmaterial, ésta encuentra en el archivo su medio de representación visible.
En el pensamiento de Focault “el término archivo no se refiere ni al conjunto de documentos, registros o datos que una cultura guarda como memoria y testimonio de su pasado, ni a la instauración encargada de conservarlos: el archivo es lo que permite establecer la ley de lo que puede ser dicho (las “cosas dichas”) el sistema que rige la aparición de los enunciados como acontecimientos singulares”. [1]
El archivo es la base para mostrar la biografía, ésta se hace visible cuando se monta, previo proceso de interpretación, siendo el montaje la consecuencia del mismo. “No hay archivo –como afirma Derrida- sin un lugar de consignación y sin una cierta exterioridad. Ningún archivo sin afuera”.[2]
Derrida empieza por distinguir el archivo de la experiencia de la memoria y el recuerdo. Como sostiene, no sólo se requiere que el archivo esté depositado en algún lugar (exterioridad) sino que exista un lugar de autoridad (el Estado) así como una técnica de consignación.
Además del elemento archivo, está el elemento biográfico, “el aspecto central de todo biografía, la relación entre el pensamiento filosófico y el día a día de su vida.” [3]
Como apunta Lejeune: escribir sobre uno mismo, lejos de ser un acto narcisista, es una actividad normal que, al igual que la ficción, puede movilizar todas las fuentes del arte. Y lo que une a la autobiografía escrita (el yo escrito) y el yo visual (el yo fotográfico, cinematográfico) es el deseo del trazo, de la inscripción sobre un soporte duradero, el deseo de construir series a lo largo del tiempo. Tienen en común también el deseo de recuperar y de construir la mirada del otro sobre uno mismo.[4]
En el proyecto, tanto biografía como autobiografía se remiten a mi en el sentido de la autoría, la diferencia está en el objeto a contar. Si bien manejé ambas, considero que es más una autobiografía, pero ya no de mi directamente, sino que a través de mi familia cuento lo que me es importante y con lo que me identifico con ellos.
Se podría decir entonces que esta autobiografía sin “autos”, un ejercicio de delimitación de lo que soy y lo que no soy respecto a mi familia, me cuento y delimito su historia para delimitarme. Como dice Derrida: “se cuenta a sí mismo la vida, siendo el primero sino el único receptor y destinatario de la narración dentro del texto”[5]
Así mismo, la importancia no radica en la vida empírica individual, sino en el texto que de ella deriva, sea escrito o visual.
[1] GUASCH, Ana María. “Arte y Archivo: genealogías, tipologías y discontinuidades”. Pag. 47.
[2] Ídem. Pag. 166
[3] GUASCH, Ana María. “Autobiografías visuales: del archivo al índice”.
[4] Ídem. Pag.17
[5] ídem. Pag 34
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