ENTRE MI LLEGADA A ITALIA Y LA INAUGURACIÓN DE ARTE LAGUNA, ME TOMÉ UNOS DÍAS PARA IR A GINEBRA, SUIZA, A VISITAR A UNA AMIGA Y TRATAR DE DESCANSAR/TRABAJAR UN POCO ANTES DEL EVENTO. AQUÍ UN ESCRITO SOBRE ESO.
Después de dejar la obra en el Arsenale Nord y volver agotado a Mestre, tocó la segunda misión: Ginebra. Quería volver no sólo por razones nostálgicas sino también presupuestales.
Fruto del intercambio de 2013-2014 tuve la fortuna de hacer una gran amistad con Irene Muñoz Martín, productora de cine española que desde hace más de diez años ha hecho de Ginebra su base de operaciones y estaba en la posición de brindarme alojamiento en los días previos a la inauguración en Venecia. Para ello tuve que tomar un autobús en un viaje de un poco más de 10 horas hasta mi viejo destino, una experiencia nueva porque nunca me había movido por ese medio por Europa. Aunque el viaje fue cansado, logré apreciar los maravillosos paisajes del norte de Italia.
De más está decir lo diferente que puede llegar a ser Suiza a México, confieso que la primera vez que estuve ahí no pude conectar adecuadamente, los códigos culturales fueron una barrera que no pude superar. En 2014 me preguntaba, al ver a personas tan distintas a la gente de México, ¿Cómo pasa su tiempo la gente ahí, en esos lugares tan fríos?, me gustaba suponer quedaban de ver con amistades o personas que eran importantes para ellos, iban a pasear a algún parque y luego tomaban algo, caminaban mucho por la ciudad y, si tenían la oportunidad, iban a museos donde se conectan con los artistas y las obras que les gustaban, para luego ir a cenar o algo por el estilo. Eso es lo que pensaba que haría si viviera ahí… pero esa no es mi realidad.
Lo que sí hice esta vez en Ginebra fue caminar, mucho, visitar la casa donde estuve viviendo hace once años, que estaba exactamente igual, algo que me hizo sentir triste porque todo el barrio había cambiado y ahí no pareció suceder nada más. También recorrí las rutas – de autobús y a pie- que tomaba en ese tiempo. Fui a mi antigua escuela, la HEAD Geneve, en su nueva sede: un edificio nuevo, muy moderno, donde están todos los departamentos de arte que en las sedes anteriores estaban repartidos por el centro de la ciudad. Debo decirlo, no me gustó nada, el lugar es gris y aburrido, como una fábrica estéril que lo que menos hace es estimular la creatividad. Una lástima.
También fui al supermercado Migros a comprar las cosas que me gustaban: un cereal y un yogurt de vainilla. Tal vez esto no tenga que ver mucho con el arte y mis procesos artísticos, pero son recuerdos importantes para mí, de un momento en que me di cuenta hasta donde podía llevarme mi esfuerzo si creía en mí mismo y mi trabajo. Así mismo tuve tiempo de ir al MAMCO, un museo de arte contemporáneo que está bastante bien; me encantaría que algún día mi trabajo estuviera en un museo como ese. Además, trabajé en mis escritos de final de semestre de la maestría, una serie de tareas que necesitaba terminar para finales de noviembre y que al final no terminé porque terminé demasiado saturado por muchas cosas.
Al final de casi una semana, regresé a Mestre para la inauguración de Arte Laguna que pueden leer en el artículo que le dediqué.
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Volver a visitar Ginebra fue obra de una casualidad originada por mi participación en Arte Laguna. Quise regresar por el recuerdo de los maravillosos meses que viví hace diez años, la gente que conocí y la persona que era antes. En muchas ocasiones he pensado cómo haría las cosas si pudiera volver a ese tiempo, qué cambiaría de mí y de mi carrera, sabiendo lo que ahora sé. Si bien en un sentido práctico son preguntas ociosas porque no se puede volver atrás, pensar en mí y en mi contexto pasado para contrastarlo con el presente me da una perspectiva de las cosas que han cambiado y todo lo que he decidido aprender para poder seguir siendo la persona que soy.
Volver a un lugar que había sido tan importante para mí fue un reto diferente, un reto de paciencia, de introspección, un paréntesis para prepararse antes de otro evento. Tomo esta visita y su conclusión como el cierre de una etapa de diez años que fue muy importante para mí, tal vez demasiado, pero ahora me doy cuenta de que ya ha terminado y he aprendido lo que tenía que aprender. Es hora de seguir.
Ars longa vita brevis
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ARTIST DIARY: GENEVA, 10 YEARS LATER
BETWEEN MY ARRIVAL IN ITALY AND THE OPENING OF ARTE LAGUNA, I TOOK A FEW DAYS TO GO TO GENEVA, SWITZERLAND, TO VISIT A FRIEND AND TRY TO REST/WORK A BIT BEFORE THE EVENT. HERE IS A WRITING ABOUT THAT.
After leaving the play at the Arsenale Nord and returning exhausted to Mestre, it was time for the second mission: Geneva. I wanted to return not only for nostalgic reasons but also for budgetary reasons.
As a result of the 2013-2014 exchange, I was fortunate to make a great friendship with Irene Muñoz Martín, a Spanish film producer who has made Geneva her base of operations for more than ten years and was in the position to provide me with accommodation in the days leading up to the opening in Venice. To do this, I had to take a bus for a trip of a little over 10 hours to my old destination, a new experience because I had never traveled by that means in Europe. Although the trip was tiring, I was able to appreciate the wonderful landscapes of northern Italy.
Needless to say, how different Switzerland can be from Mexico. I confess that the first time I was there I could not connect properly, the cultural codes were a barrier that I could not overcome. In 2014, I asked myself, seeing people so different from the people of Mexico, how do people spend their time there, in such cold places? I liked to assume that they met up with friends or people who were important to them, they went for a walk in a park and then had a drink, they walked a lot around the city and, if they had the opportunity, they went to museums where they connected with the artists and the works they liked, and then went to dinner or something like that. That is what I thought I would do if I lived there... but that is not my reality.
What I did do this time in Geneva was walk around a lot, visit the house where I lived eleven years ago, which was exactly the same, something that made me feel sad because the whole neighborhood had changed and nothing else seemed to happen there. I also walked the routes – bus and on foot – that I took at that time. I went to my old school, HEAD Geneve, in its new headquarters: a new, very modern building, where all the art departments that in the previous headquarters were spread out around the city center are located. I have to say, I didn't like it at all, the place is gray and boring, like a sterile factory that does the least to stimulate creativity. A pity.
I also went to the Migros supermarket to buy the things I liked: a cereal and a vanilla yogurt. Maybe this has nothing to do with art and my artistic processes, but they are important memories for me, of a moment when I realized how far my effort could take me if I believed in myself and my work. I also had time to go to MAMCO, a contemporary art museum that is quite nice; I would love to have my work in a museum like this one someday. I also worked on my final semester writings for my master's degree, a series of tasks that I needed to finish by the end of November and that I ended up not finishing because I ended up too overwhelmed by many things.
At the end of almost a week, I returned to Mestre for the opening of Arte Laguna, which you can read in the article I dedicated to it.
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Revisiting Geneva was a coincidence caused by my participation in Arte Laguna. I wanted to go back because of the memory of the wonderful months I lived ten years ago, the people I met and the person I was before. On many occasions I have thought about how I would do things if I could go back to that time, what I would change about myself and my career, knowing what I know now. Although in a practical sense these are idle questions because you can't go back, thinking about myself and my past context to contrast it with the present gives me a perspective of the things that have changed and everything I have decided to learn in order to continue being the person I am.
Returning to a place that had been so important to me was a different challenge, a challenge of patience, of introspection, a parenthesis to prepare before another event. I take this visit and its conclusion as the closing of a ten-year stage that was very important to me, perhaps too much, but now I realize that it is over and I have learned what I had to learn. It is time to move on.
Ars longa vita brevis
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