La semana pasada terminé el proyecto de arte que había venido desarrollando desde principios de año, en total fueron treinta piezas y un políptico. Si bien la ejecución del proyecto duró aproximadamente ocho meses, lo cierto es que la semilla de este trabajo se remonta a 2020, cuando me mudé de la Ciudad de México a Oaxaca.
Tenía bastante tiempo en no terminar un proyecto que sintiera que de verdad había concluido de principio a fin. Ya en el 2020-2021 había producido una serie de pinturas, pero en ese entonces no me sentí satisfecho con el resultado, además de que todo ese trabajo había estado rodeado de circunstancias personales y profesionales muy difíciles; en otras palabras, no lo sentí auténtico, no hablaba de mí ni de mis intereses creativos.
Fue a partir del 2022 cuando, una vez que las condiciones mejoraron, pude volver a producir algo que considerara mío. Escuche en algún lugar que en el arte “tienes que ser radicalmente tú”, puedes tener influencias y referencias, pero en última instancia lo que haces sólo puede salir de ti. Este proyecto me ayudo a volver a ser yo después de mucho tiempo. No sólo completarlo me dio un sentido de propósito, sino que mientras lo hacía pude hacer otros proyectos profesionales y conseguir más cosas para mi carrera.
Para quienes el mundo del arte (y la creatividad) les sean ajenos, puedo decir que muchas veces los procesos creativos puedes ser terriblemente pesados y/o aburridos. Esto no es una queja sino una aclaración, necesitamos bajar las cosas para que puedan ser producidas; el contraste entre el flujo y la emoción que produce el desarrollo de una idea con el trabajo más centrado y acotado de la producción. Personalmente yo necesito ese contraste, no podría con el frenesí de una etapa o la absoluta contemplación de la otra.
En ese sentido, el proyecto tuvo dos momentos bien diferenciados. El primero fue la serie de treinta collages, donde había una claridad sobre lo que quería hacer, aunque el resultado lo definiera el proceso; puedo decir que hubo más consistencia. El segundo fue la producción del políptico, que era una pieza que no tenía contemplada, ya que la idea original era sólo terminar la serie, pero con el avance del trabajo comencé a pensar en un “ejercicio” que aglutinara toda la experiencia.
Lo primero que pensé fue en utilizar todos los fragmentos de las treinta piezas anteriores. Ya no podía hacer una figura como con los collages, así que decidí hacer dos composiciones aleatorias, una con todos los fragmentos de manera desordenada y la otra sólo con algunos, estableciendo unas reglas para hacerlo. También dejé más cosas al azar, como cuando al pasar la pintura en aerosol volaron algunos fragmentos, dejando imágenes con varios matices aparte del blanco y negro puro.
Para la segunda parte cuando clasifiqué los fragmentos con base en un criterio de orden, como ya lo había hecho con los collages, la diferencia estuvo que tenía que hacerlo con todos los fragmentos. Al terminar, la primera idea que me vino a la mente fue la de una tabla optométrica (las que utilizan en los exámenes de la vista y que me acabo de enterar que se llama cartilla de Snellen), algo que en las piezas de collage no estaba tan presente, ya que eran mucho menos; después pensé en esas clasificaciones donde ordenan elementos de un mismo tipo, como mariposas e insectos. El ver cómo se va creando una estética a través del orden y la clasificación de las cosas es algo interesante, sobre todo al tener la contraparte. Así tenía cuatro obras que dialogaban entre sí a través de su propio proceso.
Al final no quise añadir nada más, terminé con cuatro obras que expresaban toda mi experiencia en este proyecto. Por su naturaleza, dejé al azar la forma específica de montaje, aunque para fines de registro fotográfico yo utilicé situar las dos primeras (el caos) arriba, mientras que las siguientes (el orden) están abajo. Ahora sí puedo decir que está terminado.
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Se podría decir que los artistas estamos “llenos de ideas”, la verdad es que no todas son buenas o son factibles; otras tienen que desarrollarse un poco más y otras más sólo se podrán hacer cuando determinadas condiciones se junten. El resto de las ideas que tenemos se quedan en la cabeza, o en el papel si somos de los que llevan alguna bitácora de proyectos posibles.
En esta ocasión, apliqué varios de los aprendizajes de los últimos años para lograr un cuerpo de trabajo que representara mi visión del arte. En ese sentido estoy contento, porque la reflexión de un proceso sin la aplicación en su realidad no tiene sentido, las cosas se tienen que poner en práctica.
ARTIST DIARY: END OF ART PROJECT
Last week I finished the collage project that I had been developing since the beginning of the year, in total there were thirty pieces and a polyptych. Although the execution of the project lasted approximately eight months, the truth is that the seed of this work dates back to 2020, when I moved from Mexico City to Oaxaca.
It had been a long time since I finished a project that I felt like it was really finished from start to finish. Already in 2020-2021 I had produced a series of paintings, but at that time I was not satisfied with the result, in addition to the fact that all that work had been surrounded by very difficult personal and professional circumstances; in other words, it didn't feel authentic, it didn't talk about me or my creative interests.
It was from 2022 when, once the conditions improved, I was able to produce something that I considered mine again. I heard somewhere that in art "you have to be radically you", you can have influences and references, but ultimately what you do can only come from you. This project helped me to be me again after a long time. Not only did completing it gave me a sense of purpose, but while doing it I was able to do other professional projects and accomplish more for my career.
For those who are alien to the world of art (and creativity), I can say that creative processes can often be terribly heavy and/or boring. This is not a complaint but a clarification, we need to lower things so they can be produced; the contrast between the flow and the emotion produced by the development of an idea with the more focused and limited production work. Personally I need that contrast, I couldn't with the frenzy of one stage or the absolute contemplation of the other.
In this sense, the project had two very different moments. The first was the series of thirty collages, where there was a clarity about what he wanted to do, although the result was defined by the process; I can say that there was more consistency. The second was the production of the polyptych, which was a piece that I had not contemplated, since the original idea was just to finish the series, but as the work progressed I began to think of an "exercise" that would bring together the entire experience.
The first thing I thought of was to use all the fragments from the previous thirty pieces. In that sense, I could no longer make a figure like with collages, so I decided to make two random compositions, one with all the fragments in a disordered way and the other with only a few, establishing some rules to do so. I also left more things to chance, like when spray paint blew bits off, leaving images with various shades other than pure black and white.
For the second part, when I classified the fragments based on an order criterion, as I had already done with the collages, the difference was that I had to do it with all the fragments. When I finished, the first idea that came to mind was that of an optometric chart (the ones used in eye exams), something that was not so present in the collage pieces, since they were much less; then I thought about those classifications where they order elements of the same type, like butterflies and insects. Seeing how an aesthetic is created through the order and classification of things is something interesting, especially when having the counterpart. Thus he had four works that dialogued with each other through his own process.
In the end I didn't want to add anything else, I ended up with four works that expressed all my experience in this project. Due to its nature, I left the specific form of montage to chance, although for purposes of photographic record I used to place the first two (chaos) on top, while the following ones (order) are below. Now I can say that it is finished.
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It could be said that artists are "full of ideas", the truth is that not all of them are good or feasible; others have to be developed a little more and others can only be done when certain conditions come together. The rest of the ideas we have stay in our heads, or on paper if we are one of those who keep a log of possible projects.
On this occasion, I applied several of the learnings of the last few years to achieve a body of work that represented my vision of art. In that sense I am happy, because the reflection of a process without the application in its reality does not make sense, things have to be put into practice.
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